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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Humedad, polvo y algas han degradado el pórtico de la catedral compostelana


28-12-2011 / 14:30 h
Santiago de Compostela, 28 dic (EFE).- La elevada humedad, el polvo, la sal y hasta algas, han contribuido a degradar el Pórtico de la Gloria, un conjunto escultórico considerado como la joya de la catedral de Santiago de Compostela, que ha perdido prácticamente en los últimos años la totalidad del policromado de los últimos siglos, según las conclusiones científicas presentadas hoy.
Los autores del proyecto de rehabilitación de esa y otras zonas de la catedral preconizan llevar a cabo una serie de intervenciones sobre la piedra, incluido un cepillado de la sal y la retirada de las algas, estabilizar los restos de las capas de pintura y reducir la humedad ambiental en una primera fase que podría requerir unos seis meses de trabajo.
Posteriormente, durante año y medio, los expertos tienen previsto llevar a cabo medidas para eliminar determinados tipos de mortero, cera y otros materiales que han contribuido a degradar la piedra de granito y a aplicar técnicas para fijar las diversas pintura que la recubría y que proporcionaba a esa antigua fachada la gloriosa percepción a visitantes y peregrinos.
Así lo expuso el director general de la Fundación Barrié, Javier López, una institución que financia el proyecto de salvaguarda de esa joya del patrimonio degradada y que está comprometida con su rehabilitación.
El coordinador del comité científico del proyecto, Francisco Prado, indicó a Efe que "la degradación en el siglo XX ha sido increíble" debido a "una mayor afluencia de visitantes" como consecuencia del fenómeno del turismo, pero también "a la acumulación constante de humedades" que ha llevado en un momento a una "explosión repentina".
Prado precisó que el techo de la catedral fue cambiado a mediados del siglo pasado, se aplicó cemento y otros materiales, y poco a poco el templo católico se convirtió en un espacio menos expuesto a la regeneración de aire exterior, como era la concepción inicial del edificio, por lo que ha habido una "bomba de relojería ambiental".
"En los últimos veinte años ha habido un avanzado deterioro de la policromía", tanto de la original de oro puro y lapislázuli de hace ocho siglos, como de las épocas posteriores con plata y azurita, estofados, brocados y otras técnicas decorativas, observó Prado, doctorado en Arte Medieval por la Universidad de Harvard (EEUU).
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Prado indicó que prácticamente cada siglo o siglo y medio la catedral erigida para honrar al apóstol Santiago ha sido objeto de una reforma y una nueva capa de pintura en el pórtico, algo que solía coincidir con "grandes eventos", tales como la visita de algún papa o la coronación de un rey.
El Pórtico de la Gloria, un triple arco que constituía la fachada original del templo adornada por más de un centenar de figuras esculpidas en granito -incluidos ángeles, bienaventurados, apóstoles y otros personajes bíblicos- ha perdido prácticamente la casi totalidad de los colores originales.
Para rehabilitar ese conjunto de elevado valor artístico "hay que mantener todas las capas históricas polícromas", dijo Prado, y consideró que ahora los expertos deberán "sopesar" qué se puede conservar.
"Si por ejemplo hay una capa polícroma tardía que es de muy mala calidad y que puede estar perjudicando otra capa de mejor calidad habrá que sopesar qué hacer con ella. Hay que hacerlo con muchísimo cuidado", señaló.
Apuntó que es probable que "sólo quede el 10 por ciento" de las cinco capas de policromado, y aún hay restos tanto de la original, como de la segunda y de la tercera, y en menor medida de la cuarta.
"Hay oro de la capa original y plata de la segunda campaña, además de los brocados aplicados de la tercera, una técnica maravillosa del siglo XV con estaño recubierto de oro",
Prado indicó que la masiva afluencia de visitantes que en los últimos años han penetrado en el tempo con sus mojados paraguas, o los caminantes y peregrinos del polvoriento sendero que han llegado con sus botas y mochilas, o simplemente los curiosos que se han acercado a poner sus dedos en la columna del pie del pórtico para formular un deseo, han dejado una perniciosa huella.
"Esos usos y costumbres ya se están acotando", comentó el director del grupo de científico, quien advirtió de que en adelante, para preservar el patrimonio histórico, será necesario dejar fuera paraguas y chubasqueros, para reducir la humedad y el impacto en ese monumento erigido a la gloria.EFE
xb/flh
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