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viernes, 3 de febrero de 2012

«Es un tópico que la fachada barroca disfrace la catedral»


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La historiadora del arte Irene Mera Álvarez repasa el XIX en la catedral compostelana. XOÁN CARLOS GIL

El siglo XIX fue fundamental para la catedral de Santiago. Al menos, así se desprende del libro La catedral de Santiago en la época contemporánea: arte y arquitectura (1822-1923) (Teófilo Edicións, Santiago, 2012), de la autoría de Irene Mera Álvarez -santiaguesa de Vigo, 37 años, historiadora del arte-, quien parte de la base de que «hasta entonces nadie se había dado cuenta, ni tampoco valorado adecuadamente, la importancia histórica y artística de la catedral».
-¿En serio que nadie?
-Hay un dato clave que lo dice todo: la catedral compostelana no es declarada oficialmente monumento nacional por el Estado hasta 1896, con unos cuantos siglos de atraso. Y este reconocimiento expreso es fruto del trabajo realizado justo anteriormente, en plena etapa del romanticismo y el renovado interés por todo lo medieval.
-Pero la fachada barroca tapa la medieval, ¿o no?
-Es un tópico que la fachada barroca disfrace o tape el Pórtico de la Gloria, la fachada románica original. Es justo al revés: la barroca realza la románica, aunque mi estudio no aborda ese asunto ya que se refiere precisamente a la etapa inmediatamente posterior.
-¿Podría desglosar las transformaciones en esos cien años?
-Hay dos etapas, la primera en la que apenas se hace nada y la segunda, que coincide con el período político de la Restauración, que es cuando se redescubren los restos del Apóstol perdidos tres siglos antes, el rebrote de las peregrinaciones impulsadas desde las parroquias gallegas y la reforma de la cripta en estilo neomedieval para exponer las reliquias y demostrar, de esta manera, que el culto seguía muy vivo, hasta el punto de que Roma, que es rival y competencia directa de Santiago, admite la autenticidad del hallazgo.
-¿Cuál sería la fecha del cambio?
-A partir de 1875 se incrementan las actividades de restauración, se hacen excavaciones inicialmente clandestinas para hallar la cripta -que se encuentra fuera de lugar y hay que justificarlo, por lo que el canónigo López Ferreiro debe despejar muchas incógnitas y llenar importantes lagunas-, aparecen nuevas guías y se incrementan las pequeñas obras, sobre todo la del pavimento, que contribuyen a lavar la cara de la catedral, que empieza a retroalimentarse con el inmediato rebrote de las peregrinaciones.
irene mera álvarez historiadora del arte
Tomado de:
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/2012/02/03/topico-fachada-barroca-disfrace-catedral/0003_201202S3C2991.htm