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viernes, 1 de agosto de 2008

Los Franco exhiben su patrimonio

Esculturas que pertenecen a la familia Franco y que se muestran en el Kiosco Alfonso. Carlos Pardellas

MARTA VILLAR. A CORUÑA. Un noble compostelano, el conde Gimonde, vendió en 1947 dos esculturas del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago al Ayuntamiento de Santiago por 60.000 pesetas. Trece años después fueron regaladas al entonces Jefe del Estado Francisco Franco, que primero las instaló como parte de la decoración del pazo de Meirás y después las trasladó a la vivienda que posee en A Coruña, la Casa Cornide. Las dos piezas del siglo XII pueden verse por primera vez, aunque sólo hasta el día 7 de septiembre, en el Kiosco Alfonso, ya que la familia del dictador las ha cedido para la exposición Alfonso IX y su época, con la que se conmemora el 800 aniversario de la ciudad. La muestra del Kiosco Alfonso IX informa escuetamente en un pequeño cartel de que estas obras pertenecen a un particular de A Coruña, aunque el catálogo sí explica la historia de estas esculturas, a las que describe como "de gran calidad y de una factura muy cuidada" a pesar de la erosión que presentan por tanto siglos a la intemperie en el Pórtico de la Gloria primero y después en los jardines y las casas por las que fueron pasando tras ser desmontadas en 1519. Estas dos figuras están datadas entre los años 1188 y 1211 y tienen una altura de 1,78 y 1,70 metros cada una. Una de ellas está rota y pegada. Son dos piezas espectaculares por el tamaño, por sus características escultóricas y por la expresividad de los rostros: son dos ancianos sentados de largas melenas y barbas muy definidas, con vestiduras amplias y con pergaminos en sus manos. Históricamente se les ha identificado como Abraham e Isaac, los patriarcas del pueblo judío, aunque la escasez de atributos concretos y la pérdida de la policromía impide afirmarlo con total certeza. Los expertos en arte atribuyen las piezas al grupo de escultores del taller del Maestro Mateo, que se encargaban de los profetas y apóstoles del pórtico. Al igual que otras figuras del Pórtico de la Gloria, en su día tuvieron una escritura en los pergaminos que portan y que hubiese permitido conocer a qué personajes representan con seguridad. Estas esculturas estaban ubicadas según los expertos en la entrada del Pórtico de la Gloria, en las columnas exteriores. El pórtico que hoy se conoce es distinto al original del Maestro Mateo, que tenía una decoración escultórica en la fachada exterior occidental de la catedral. Dos piezas de esta antigua decoración aún se conservan en la fachada del Obradoiro; y otras dos similares a las que se muestran en A Coruña fueron adquiridas por el Museo de Pontevedra. Algunas están en otras colecciones particulares. El historiador gallego Fermín Bouza Brey señala en una publicación de 1933 que estas piezas eran propiedad del Conde de Gimonde, Santiago Puga Sarmiento, que las tenía en una de sus casas cerca de Santiago. El Ayuntamiento compostelano se interesó por adquirirlas y pidió consejo al escultor Francisco Asorey y al comisario del Patrimonio Artístico, Manuel Chamoso. Ambos apoyaron la propuesta de la compra de las esculturas al conde de Gimonde, venta realizada por 60.000 pesetas. Sin embargo el conde incluyó en la escritura de la venta una cláusula que establecía que debían permanecer indefinidamente como patrimonio del Concello compostelano y si por cualquier circunstancia salían de él -por donación, venta o depósito-, la Corporación municipal debía entregar una indemnización de 400.000 pesetas. La cláusula sin embargo no se respetó pues en 1960 las esculturas de Abraham e Isaac fueron regaladas al general Francisco Franco Bahamonde que las colocó en el pazo de Meirás, donde ya poseía otras piezas importantes: un cruceiro que representaba al Santo dos Croques, también del Pórtico de la Gloria; la réplica del relieve de la plaza de las Bárbaras de A Coruña; una fuente de granito barroca del siglo XVIII y otra rococó del XVII. A estas piezas se unen una capilla con un importante retablo, así como la biblioteca que perteneció a la escritora Emilia Pardo Bazán. Todos estos objetos aún permanecen en Meirás, aunque estas pesadas esculturas de la Catedral de Santiago se trasladaron a la Casa Cornide, frente a la colegiata. La exposición del 800 aniversario de la ciudad de A Coruña sólo incluye cuatro piezas coruñesas. Una de ellas está en Madrid en manos de un particular: un vellón, una moneda acuñada en la ciudad herculina entre 1188 y 1230. Las otras tres son: las dos esculturas de la familia Franco; la reproducción de un instrumento medieval, un organistrum, realizado en 1990 bajo el patrocinio de la Fundación Pedro Barrié de la Maza; y la pieza central de la muestra, el documento de 1286 en el que se hace referencia a la concesión del fuero a la ciudad de A Coruña en 1208. Este documento ha dado origen a un juego entre los visitantes de la muestra: el de hallar en qué parte del largo pergamino se hace referencia a A Coruña. Muchos se van sin verlo por lo que las pistas son necesarias: en la séptima línea empezando por arriba, casi a la altura de la palabra Sancho en color azul, es donde se lee: "Concilio de Curunia". Al lado figura la extensión inicial de este concejo: un radio de dos leguas. La muestra también alberga un pergamino fechado en 1250 en el que el rey Alfonso IX concede el fuero al burgo de Castro Caldelas (Ourense). La peculiaridad del documento es que el documento es uno de los más antiguos y valiosos testimonios de la producción primitiva en lengua gallega. Este documento se escribió en latín y en gallego y esta última copia, que se ve ahora en A Coruña, pertenece al archivo de los duques de Alba y se guarda en su Palacio de Liria. Los cristos crucificados, el maravedí de oro de 1202 que se guarda en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid; el coro pétreo de la catedral de Santiago con las cabezas de tres caballos; los cofres y la paloma eucarística del taller de Limoges, son algunas de las piezas de la exposición que más gustan a los visitantes, que también señalan su sorpresa por piezas como lo que parece una tijera gigante y que en realidad es una abrazadera para alzar piedras de hierro forjado; o unos zapatos del año 1187, unos escarpines de cuero, corcho, pan de oro y pigmentos que se guardan en un monasterio en León.Entre las piezas más admiradas figuran dos espadas, sobre todo una del rey Fernando III, de mediados de XIII y realizada en hierro labrado, cristal de roca, cornalina y plata dorada. También se muestra otra, de la misma época, en hierro, bronce, esmalte, madera y cuero, que cuenta con una curiosa historia: es una espada medieval, de combate, pero también se la conoce como la espada de Santa Casilda y se le atribuían propiedades milagrosas: al parecer curaba las molestias de la menstruación.
Tomado de: http://www.laopinioncoruna.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008072900_2_209859__ACorunaMetro-Franco-exhiben-patrimonio