Más que el paso del tiempo, ha sido la mano del hombre la que ha generado algunos de los principales problemas que afectan a la Catedral de Santiago. Intervenciones desafortunadas del siglo XX están provocando ahora que, tanto en el Pórtico de la Gloria como en los frescos de la bóveda sobre el Altar Mayor, el efecto de la humedad sea más agresivo. Y algunos proyectos, como la limpieza de estas pinturas, hoy cubiertas por una densa capa de suciedad y microorganismos, han quedado pospuestos sine die, ante la imposibilidad de abordarlos en las condiciones actuales.
"Hay un problema de humedad, agravado por la presencia de hormigón" sobre la bóveda, según explica el presidente de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo, que se detectó en el estudio previo que se hizo para poner en marcha el proceso de limpieza de las pinturas. El proyecto formaba parte del Plan Catedral que financia la Fundación Barrié, pero ante la imposibilidad de iniciar la restauración de los frescos la parte correspondiente del presupuesto pasó a engrosar la partida destinada al Pórtico de la Gloria.
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